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Ernesto recuerda a su padre Julio como uno de esos paisas tradicionales, machistas y arraigado en las tradiciones de la tierra. “El me miraba con recelo cuando de niño jugaba con muñecas y dejaba a un lado los balones que me daban en Navidad” cuenta.

Para Ernesto siempre fue claro lo que él era, su naturaleza diversa, por eso dice que nunca salió del closet, siempre estuvo fuera, siempre fue abierto con sus gustos y preferencias sexuales.

“Mi padre nunca comprendió mi orientación, sin embargo, siempre respetó mi diferencia y ese es el regalo más grande que siempre recibí de el” comenta Ernesto Pérez.

En este mes en el que se conmemoran y celebran los derechos de la población LGTBIQ+, Ernesto no puede evitar devolverse a un pasado marcado por el dolor, de sentir diferente, de amar diferente a lo que dicta la sociedad.

“Estuve recluido en la cárcel dos meses debido a mi orientación sexual en los años 70, eso hace parte de un pasado que veo muy lejano, sobre todo porque considero que los jóvenes de ahora, tienen menos espinas y piedras en el camino que tienen por recorrer a la hora de hacer valer sus derechos, que lo que muchos de nosotros tuvimos que caminar” comenta.

Basta con mirar unos años atrás. En 1936, el Derecho Penal Colombiano estableció como delito, el acceso carnal homosexual, que estuvo vigente hasta la Ley 100 de 1980, una ley que inició el camino hacia las garantías de los derechos de esta población en la legislación colombiana.

En el país hemos recorrido un camino por el reconocimiento de los derechos de la población LGBTIQ+. En el Concejo de Medellín, lideramos mediante Acuerdo 008 de 2011, la Política Pública que planteaba acciones afirmativas de respeto y cambio.

En el Congreso, en el 2011 se  expidió la Ley 1482 o Ley Antidiscriminación que incluyó a las personas LGBT en su ámbito de protección.

Sin embargo, el estigma sigue caminando por las calles, y violentando a esta población.

De acuerdo con la Organización No Gubernamental Caribe Afirmativo, entre enero y abril de este año, 25 personas de la población LGTBIQ+ han sido asesinados en el país, siendo Antioquia, el departamento más afectado con 10 casos.

Todos los días escuchamos historias que por un lado encienden las alarmas respecto al respeto de los derechos de esta población y por el otro nos muestran que hay esperanza.

En el panorama nacional destaca el avance que hemos tenido respecto a otros países, donde todavía la homosexualidad es castigada con penas de cárcel, golpizas, y  hasta la condena a muerte, algunos de ellos son: Brunei, Irán, Arabia Saudita, Yemen, Sudán, Mauritania, y algunas regiones de Nigeria y Somalia.

Colombia resalta siendo uno de los 31 países del mundo donde se permite el matrimonio igualitario. La Corte Constitucional de Colombia reafirmó los derechos de personas LGBTIQ al confirmar la validez del matrimonio entre personas del mismo sexo el 28 de abril de 2016.

Para nuestro país necesitamos menos odio y más amor, además de que no queden impunes los hechos de violencia y discriminación, evidenciar todos los casos que atentan contra la población diversa, ya que algunos no llegan a la luz pública.

“Yo tengo un sueño por cumplir y es que no tengamos nunca que llamarnos LGTBIQ+ porque no nos van a alcanzar las letras del abecedario para mostrarnos, quiero que se nos trate como iguales, afianzar vínculos, que los colores del arcoíris nos hagan sentir a todos incluidos” finaliza Ernesto Pérez.

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