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La Salud Mental y la Pandemia

Por diferentes noticias e información que recibimos a diario de los medios de comunicación, instituciones, y diferentes fuentes, vemos cómo la salud mental se convierte en una situación de muchos y de pocos, acciones que se realizan por parte del sector salud, con muchas limitaciones, las cuales no permiten visibilizar de manera profunda, las grandes dificultades que experimentan las personas en el mundo, en materia de salud mental.

Se habla de trastornos y patologías que aquejan al ser humano, depresión y suicidio por esta época de pandemia, son los más sonados, sin embargo, a pesar de las estadísticas que día a día nos informan el porcentaje de población enferma de algún trastorno mental o problemas relacionados con la salud mental, hoy no contamos con un sistema de salud fortalecido, con rutas de atención claras y precisas, para ayudar a la población en situaciones de crisis, en torno a los desafíos que enfrentan las personas en materia de salud mental. Hablar de este tema en Colombia se volvió paisaje y es que a pesar de que existen leyes y normativas que apuntan al bienestar y la prestación de servicios en salud para la población, esta no se cumple a cabalidad, vemos reflejado en el servicio cientos de barreras para el acceso a la misma, largos periodos de espera para la asignación de citas con profesionales de la salud mental, además de los múltiples trámites a realizar, para recibir una atención poco oportuna, con respecto a la situación que viven las personas en torno a sus necesidades.

A pesar de que la Salud Mental en Colombia es un derecho constitucional, este no se ve reflejado en nuestro sistema de salud, “en 2014, el Ministerio de Salud y Protección Social, junto con la Universidad Nacional de Colombia, construyeron el documento “Propuesta de Ajuste a la Política Pública de Salud Mental 2014 y su respectivo Plan de Acción 2014 – 2021”, que hizo énfasis en “… garantizar plenamente el disfrute efectivo del derecho a la salud mental mediante su posicionamiento en la agenda pública y la generación de acciones transectoriales de protección y promoción de la salud mental, prevención, tratamiento y rehabilitación integral de los problemas y trastornos relacionados con la salud mental…”..

Cabe anotar que, de ser así y cumplirse dicha política, diferentes sectores harían un gran esfuerzo por trabajar de manera articulada, para atender de manera integral y oportuna a la población que padece de alguna patología o afectación de la salud mental, vemos cómo las personas y adolescentes, enfrentan problemáticas intrafamiliares e interpersonales, causantes de depresiones, intentos y suicidios consumados, hoy vemos cómo la Pandemia deja al desnudo las múltiples inequidades existentes en la salud, donde se realizan ciertas acciones para atender dichas problemáticas por parte del sistema, sin embargo aún no son suficientes y tampoco se colocan como prioridad en la agenda de salud.

Las personas están cansadas de realizar largas filas para un trámite de atención que demora varios meses, algunas no cuentan con redes de apoyo que les ayude a aceptar su condición de salud mental y buscar ayuda, otras se cansaron de buscar la forma de acceder a estos servicios y no fue posible.

En la ciudad de Medellín aún existen tabúes con respecto a las enfermedades mentales por miedo al rechazo y estigma social, sin embargo, en varios sectores de la ciudad, vemos que las personas no buscan ayuda ni aceptan sus dificultades porque temen el rechazo de las personas, dando por sentado que son sujetos que no rendirían a nivel laboral, que son incapaces de sostener alguna relación afectiva, además de ser incapaces de ser “normales” como piensa la sociedad en general.

En estos tiempos de pandemia la violencia intrafamiliar e interpersonal, juegan un papel decisivo en los hogares de la ciudad, siendo estos causantes de ansiedad, depresión y otros tipos de violencia que generan conductas e ideaciones suicidas en la población, convirtiéndose esta en una problemática de salud mental que en lo corrido del año ha cobrado más vidas que la misma pandemia.

Para muchas personas incluyendo los adolescentes, se les dificulta hablar de sus emociones y pensamientos, tanto así que el no dormir, perder el empleo o tener diferentes problemáticas a nivel familiar e interpersonal, se volvieron parte del paisaje.

Suceden cosas inimaginables a través de actos cometidos por las personas que se encuentran en situaciones de crisis y estrés, actos que develan horror a los espectadores y es así como vemos suicidios, crímenes en contra de las Mujeres, diferentes tipos de violencia intrafamiliar, conflictos de pareja, estrés y depresión en tiempos de pandemia donde se han agudizado estas problemáticas que en el tiempo han sido silenciosas, pero que hoy dejan entrever sus realidades.

En la actualidad una de cada diez personas, pueden estar sufriendo un trastorno mental en las que la Depresión, la ansiedad, problemas de pareja, dificultades económicas, trastornos del comportamiento, bipolaridad y otros tipos de enfermedades mentales, se han vuelto un asunto de salud pública en nuestra ciudad.

Situación que reclama la atención en la población de niños de 7 a 11 años, adolescentes de 12 a 17 años, seguido de las personas adultas.

La alta demanda de atención en salud mental en los hospitales de la ciudad es silenciosa, las altas cifras de atención en los hospitales muestran la realidad de aquellas personas en las que la calidad de vida se reduce a sus problemáticas de salud mental.

Este panorama nos convoca cómo seres humanos, cómo líderes agentes de cambio y transformación, para hacer un llamado a los diferentes sectores que trabajan en Pro de la salud, instituciones académicos, políticos y sectores que le apuesten a la Salud Mental, para que se movilicen en cuanto a la formación de públicos a través, de Políticas, Planes, Programas y Proyectos que le apuesten a la educación temprana de estas temáticas tan necesarias en los diferentes ciclos de vida del ser humano.

Buscar la forma de brindar herramientas que permitan desde la infancia acceder a la información necesaria que permita afrontar de manera diferente las distintas problemáticas de salud mental que hoy cuestan tantas vidas en adolescentes y personas adultas en nuestra sociedad.

Por último, hago un llamado muy especial a las diferentes entidades para que dignifiquen el trato hacia las personas que padecen enfermedades mentales o que atraviesan dificultades en su salud mental, erradicando las barreras en el acceso a la atención y la calidad de la misma, prestando un servicio de manera eficaz, eficiente y oportuno, brindando atención de calidad que haga sentir a las personas que su problemática tiene alguna solución, porque no están solas, porque todo con una mejor atención tiene solución.

-Autor invitado-

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