Es importante que las familias como tejido social básico de la sociedad cuenten con elementos para agenciarse, más allá de la lucha por su supervivencia, porque necesitan eso, pero mucho más.
La familia es transversal a todos los sectores y atraviesa todo el curso de vida, por eso es indispensable que sea acompañada, fortalecida, no solo desde sus necesidades sino desde sus capacidades, sobre todo en este momento de pandemia.
Hoy la familia adquiere mayor sentido por ser dadora y protectora de vida, por ser cuidadora de vida, por hacer sostenible y digna la vida, por autorregularse frente a condiciones tan dura, por desplegar capacidades para desarrollar compasión, solidaridad en contextos tan difíciles como el actual.
Las familias deben reconocerse como sujetos políticos de derechos, no solo como receptoras de servicios. El COVID ha dejado ver un sinnúmero de iniciativas solidarias que representan la empatía, el compromiso y la corresponsabilidad de la ciudadanía en la protección de la gente más desfavorecida. Es clave proponerse estrategias de promoción de voluntariado para continuar con acciones de solidaridad que fortalezcan el tejido social en Medellín.
En Medellín contamos desde 2011 con una Política Pública de Familia que trasciende la atención de las vulnerabilidades, para darle una mirada integradora a todos los tipos de familias, el Comité Técnico y asesor de la Política Pública tiene funciones macro, no solo de atención focalizada a familias empobrecidas, para fortalecer la gestión del conocimiento, la articulación intersectorial.
No solo la dispensación de recursos en dinero y en especie, permitirán que salgamos de la crisis, es importante potenciar a todas las familias como actores políticos.