En Peter Pan, obra de James M. Barrie, encuentro la frase: “Todos estamos hechos de fe, confianza y polvo de hadas”, que me hace pensar en Medellín: en el alcalde que nos está llevando a perder la fe, a romper la confianza y a sentir incertidumbre por tanta improvisación, la interrupción de procesos que afectan a todos sus habitantes en todas las edades y condiciones sociales, procesos que tiempo atrás fueron símbolos de crecimiento y orgullo. La ciudad ha perdido hasta la estética, parques en mal estado, basura sin recoger, semáforos malos, caos, ruido, inseguridad.
La fe es una creencia personal que emerge de lo más profundo de cada ser. La confianza, en cambio, es un tejido que vincula a un ser con otro, se construye dentro del reconocimiento del otro, de su lugar en el mundo, su tiempo, su espacio y su palabra, que le hace saber al otro que es posible que algo se desarrolle conforme a unas expectativas comunes.
Cerca de la confianza está la alteridad, implica que una persona es capaz de ponerse en el lugar del otro reconocido, permitiéndole que pueda establecer relaciones basadas en el diálogo, la conciencia y la valoración de las diferencias. Por eso es tan difícil restaurar la confianza cuando se ha roto el tejido, la confianza no pega después de despegarse. Se rompe para siempre. Creo que el gran problema del alcalde es que no conoce la alteridad; por lo tanto, el otro no existe. No hay más tiempo ni espacio que el propio, no hay otra palabra diferente a la suya, no dialoga, no conversa, no busca ni encuentra acuerdos, no pacta. Cuando no hay alteridad, no hay adultez.
Es como un niño que, al igual que Peter Pan, se niega a crecer, a asumir con responsabilidad, honestidad y decencia el liderazgo de una ciudad que, aun en medio de dificultades, estaba teniendo aciertos. Ahora nos está llevando a zancadas al país del nunca jamás. Ojalá no lleguemos, porque desde allí es desde donde la infancia no regresa: la problemática con el programa Buen Comienzo, las irregularidades en el Programa de Alimentación Escolar (PAE) y el aumento en la deserción en primaria; además de la exposición de niños, niñas y adolescentes a todas las formas de violencia que se han incrementado en la ciudad.
Paradójicamente, el lema de esta alcaldía es: “Medellín Futuro”, y no hay ni siquiera presente. Estamos en lo peor del pasado.
Nos queda el polvo de hadas, la certeza de que sí hay personas que tienen el conocimiento, la experiencia y la honestidad para recuperar a Medellín, a sus niños, niñas y adolescentes, a sus adultos mayores, a los habitantes de calle, a las madres gestantes, a la empresa privada, a la institucionalidad. A la ciudad que nos alberga y de la cual nos sentimos inmensamente responsables porque somos adultos